miércoles, 28 de julio de 2010

Una Madrugá de Pasión (2º Parte)

(Continuación)
Como una especie de flash, quizás como un puñal, mi mirada se cruza con esa mirada de ojos verdes, algo estremece mi cuerpo, quizás sea efecto del incienso mezclado con otra esencia menos legal que algún monaguillo bromista habrá incluido a la composición que humeaba sin cesar cerca de la imagen.

El recorrido prosigue hasta que una inesperada tormenta hace que la procesión se suspenda, así que después de una situación mantillas, costaleros, nazarenos forman un confuso barullo que hace que vuelva a la realidad, allí no había nada que hacer así que con mi compañía me fui de copas a pasar el resto de noche y madrugá.

La noche transcurre entre copas y litros de néctar de la uva mezclado con una clase de bebida muy famosa que ya sabéis sin olvidar el tequila que tanto quema la garganta pero que es divertido tomarse con sal y limón.

Parecía que aquello de la tarde iba a ser olvidado como si fuera la llama de uno de esos cirios que portan los nazarenos pero no, unas cuantas horas mas tarde y de vuelta casa mas embriagado de la cuenta, diviso una sombra en el paseo marítimo, una sombra extraña y estilizada, será la sombra de los árboles, pensé, pero no, era una silueta desconocida que andaba como perdida, como buscando algo, una salida a una incertidumbre, así que me acerqué.
-Perdona, te veo perdida, ¿buscas ayuda?
- No, bueno, si, es que no soy de aquí, estoy de vacaciones con unos amigos y no encuentro el camino de vuelta, he bebido demasiado...
- Suele pasar, a mí me pasa lo mismo, pero no estoy perdido, solamente algo alegre. - respondí con una amplia sonrisa que dejaba ver mi dentadura.
-Que dientes más bonitos, he visto pocas sonrisas así.
Y de como un huracán se tratase sus labios mordieron salvajemente en un profundo y animal beso.
- Lo siento. - Dijo entre apurada y avergonzada.
- No pasa nada, sigue, yo lo estoy deseando.
Y como un arrebato de animal pasión, mis dedos empezaron a recorrer cada milímetro de su visible anatomía cubierta con un vaquero algo desgastado y un jerséis rojo. Ella se estremecía e intentaba levantarme el jerséis que me cubría a causa del fresco de aquellas horas de noche cerrada perfumadas por un leve aroma a flor de azahar que una suave brisa de vez en cuando traía a ese lugar junto al mar que era el paseo marítimo, un lugar de paseo a cada hora del día cuando el tiempo lo permitía.

Por fin en una dura y arrebatadora lucha pudo desprenderme de mi jerséis y dejar mi anatomía superior descubierta y como si de una mujer lobo se tratara empezó a jugar con esas pequeñas protuberancias que me salían de mi delgado pecho, eso me hizo estremecer y una gran presión empezó a acumularse en la parte central de mi cuerpo, se endurecía y pedía a gritos paso y liberación.

Yo me dejaba hacer, por primera vez estaba a merced de mi compañía de juegos libidinosos y no hacia nada por cambiarlo, era algo extraño y a la vez brutal.

Ella se percató de la presión de mi entrepierna e intentando aflojar mi correa y yo sin poner resistencia dijo.

- Veo que estas empezando a disfrutar tú y tu amiguita, esto es solo el comienzo de lo que te espera.
(Continuará)

Imagenes: Corona de Espinas de Omar Ortiz (completa y detalle)

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