miércoles, 23 de marzo de 2011

...Volver... o Cómo Ni El Diablo Me Reconocería

Queridos Libertinos:

Como ya sabéis el titulo de esta entrada es una clara referencia a aquel tango que Carlos Gardel popularizó por aquellos años 30 y 40 del Siglo pasado, y no es para menos ya que también hace referencia a una situación mía personal ya que también retorno, no  “con la frente marchita” si no a aquel sitio al que juré no volver mas y con un aire renovado, mas bien evolucionado, vuelvo al sitio donde me di cuenta de quien era y en lo que me he convertido hoy, vuelvo si, al instituto Nicolas Salmerón donde ni soy ni físicamente (aunque algunos y algunas que compartió aquella han cambiado físicamente pero no de la manera mas deseable) ni mentalmente como era aquellos años de finales del siglo XX.

Vuelvo, concretamente si todo va bien volveré pero no para estudiar si no para actuar junto con Aedea Teatro en la obra La Dama del Alba” pero esta vez con el papel de Martín, un hombre atormentado por un secreto que esconde desde el mismo momento en que su esposa desaparece por el rió una noche fría de invierno tres noches después de su boda, una misteriosa peregrina aparece en la casa donde vive el con la madre, el abuelo (este se da cuenta de quién es esa mujer realmente) y los hermanos de su desaparecida esposa, esta mujer desencadenará una serie de sucesos que hará que la verdad sobre los personajes se descubra al final de la obra. Todo ello ocurrirá en el ya citado Instituto Nicolas Salmerón.

Esta representación es para mí un reto, ya que es la segunda vez que hago este personaje y apenas he ensayado y esto es una cadena de favores para hacer que toda la obra tome el curso correcto ya que el anterior actor no puede desempeñar su papel y como conozco la obra lo voy a hacer yo. Es un reto porque siento la presión de aquel lugar, creo que aun no me he desprendido de aquel ambiente que poco a poco se enrareció no se si por culpa mía por no ser y no querer ser como los demás, un ser alineado, clónico a los demás, con el mismo pensamiento, la misma actitud, las mismas ideas políticas la misma forma de entender el placer aunque en esto ultimo hay gente que lo rechazaba ahora comparte mi misma forma de ver la lujuria pero aun mas exagerada que la mía y mas insalubre.

No digo que todo haya cambiado  pero si ha cambiado a tal como he querido, he actuado en consecuencia a todas mis decisiones, nadie me ha parado en cada reto que he emprendido haya salido bien o mal, nadie desde que salí de allí me ha censurado y si lo ha hecho he actuado en consecuencia, dando mi punto de vista, nadie me ha podido callar, ya ha pasado mucho tiempo desde aquellos reproches por tener tu propia imagen, ser pasto de las criticas y a veces de la incomprensión y todo por se uno mismo, por tener tu propio EGO, Ego que a veces me ha traído algún problema que otro.

He cambiado, muchos que se reencuentran conmigo lo notan y me lo dicen, soy libre, no tengo ataduras, mi vida no es como las demás, la domino yo, yo decida cuando, como y con quién hago las cosas, qué hacer en cada momento, cómo afrontar mis responsabilidades y acatar las normas de un trabajo, eso si con consenso y actuar de forma de poder beneficiarme en la mayor medida posible. No soy tan fácil de convencer para seguir las masas, no tengo un compromiso, no tengo una vida “como Dios Manda” o como me gusta decir, como el “SISTEMA QUIERE” y tampoco la quiero tener.

Imágenes: Fotograma de la Película “Volver” de Pedro Almodóvar y retrato de Nicolás Salmerón





martes, 15 de marzo de 2011

Una Madrugá de Pasión (El desenlace)


…Después de un buen rato de bombeo por fin llego la explosión final, aquella vez desde la primera vez que tuve mi primera relación lujuriosa con alguien fue distinta, no se si fue por la excitación o por el ambiente sobre cargado de sudor, calor e incienso, pero fue como si el alma en caso en que pueda existir se me escapara por mi miembro como parte de aquel liquido que en ocasiones puede dar la vida.

Cada chorro que salía junto con mi alma de aquel músculo tenso de placer que se depositaba en la protección contra cualquier tipo de improvisto, producía en mi compañera de lujuria una serie de espasmos que hacia que se mezclara  mi sudor con aquel liquido transparente que indicaba el éxtasis de aquel cuerpo femenino que no conocía de nada y que estaba compartiendo conmigo aquel rato de placer.

Nuestros cuerpos permanecían unidos todavía como si nos hubieran pegado con un fuerte pegamento, aun seguían nuestras respiraciones, ya no se distinguía quien era el que sudaba mas si ella o yo, éramos solo uno en aquella capilla, ante la mirada de las tallas de cristos, vírgenes y ángeles que se dibujaban y se entreveían en aquellos cuadros en penumbra.

De repente, como si de una ensoñación fuera causada por el momento tan surrealista que había vivido, escucho una serie de voces, todas monótonas y algo siniestras al principio, de las cuales sobresalía una, la  que mas miedo me produjo, era como si los ángeles, santos, vírgenes y cristos de los cuadros me reprocharan aquella blasfemia que había cometido y me quisieran condenar en el infierno toda la eternidad como aquel burlador hispalense.

-Vayámonos de aquí, Que vienen los cuervos – Me dice aquel ángel o quizás demonio mientras me empuja lejos de ella y empieza a vestirse.

Ya comprendí, aquellas voces no provenían de los cuadros si no de la gente que volvía al templo con aquella extraña imagen de un Cristo negro de la cual yo también le tengo cierto aprecio. Las voces eran cada vez más fuertes y rechinaban en mi cabeza, eran voces muy graves y también muy agudas, no había término medio ni armonía.

Como pude fui vistiéndome y sobre todo localizar mi ropa ante la mirada de aquellos ojos serios de aquellas obras de arte que me hacían que por un lado me sintiera culpable por aquella acción lujuriosa.

- Maldita moral religiosa- pensé mientras me vestía, aquella moral inculcada desde niño por tu familia aun no había desaparecido del todo por mucho esfuerzos que hubiera hecho para olvidarlos obre todo cuando uno toma la conciencia de alcanzar su propia libertad.

- Me tengo que ir- Me dijo dándome un beso en los labios y tras esto, salió hacia la puerta sin mirar hacia atrás, yo no podia seguirla porque aun llevaba el pantalón sin ajustar y no podía seguirla.

Mientras me subía la cremallera del pantalón, vi en la penumbra una especie de cordón con un emblema al final, era un colgante, demasiado grande para mi gusto, se trataba de lo que se denomina una medalla de hermandad, es decir los miembros de cada hermandad tenia un emblema diferente.

¿Dónde había visto este emblema antes? – Pensé, y al rato caí en la cuenta que aquella muchacha aun sudorosa y con la lujuria en su mirada era aquella mujer enlutada que había visto unas horas antes en una de las procesiones de aquel día primaveral.

Quise llamarla antes de que saliera del templo pero no sabia su nombre y no creo que aunque lo supiera ella podría escucharme con el ruido tan molesto de aquellos cánticos que ya dentro del templo parecían aun mas sonoros y que de algún momento a otro iban a derribar aquel edificio como aquella ciudad bíblica pero en vez de trompetas eran voces y cánticos.

Salí de la capilla y me dirigí como pude hacia la puerta y de pronto un trallazo de luz me cegó los ojos, había amanecido, todo se revelaba ante mi, aquella plaza luminosa con esas palmeras que parecen que suben al cielo. Del cielo venia yo, o quizás del infierno. Anduve unos metros cuando de repente escucho una voz que me llama, se trata de uno de mis amigos acompañado por el resto del grupo.

-¿Qué haces tu por aquí, y a estas horas?- Me pregunta.

-Pues ya ves, salí ayer por la tarde a hacer fotos y por aquí ando todavía.

-¿Vienes a desayunar?- Me pegunta otro del grupo.

Si, creo que os acompañaré a desayunar, estoy que no me sostengo en pie y tengo hambre.

Mientras bajábamos la calle de la plaza hacia la zona de las cafeterías, como un flash, mi mirada se cruza con una mirada femenina de ojos verdes, me sonríe, le sonrío, aun tenia restos aquellos coloretes producidos por la escena antes vivida, no hay palabras, solo miradas mientras acariciaba en mi bolsillo aquella medalla que había aparecido en un banco de de la capilla de aquella madrugada primaveral, Madrugá de Viernes Santo.  

                                                                        FIN


Imagen: Penitentes tras el Cristo de la Buena Muerte de la hermandad de los Estudiantes.
Foto de Juan Jose Serrano Gomez.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Hoy Te (Os) Necesito Alrededor...

Estimados Libertinos:

Esta entrada para mi es bastante especial, hoy no voy a hablar de mi ni de mis andanzas como libertino, esta entrada esta dedicada a vosotros (barra vosotras por aquello de lo exageradamente políticamente correcto…), aquellos que estáis a mi alrededor y a mi lado, a los que me apoyáis con ganas en mis proyectos y en mis nuevas andadura, los que me defendéis antes la adversidad y sobre todo los que no me dejáis en paz, es decir aquellos que no me dejáis ningún momento de soledad cuando lo estoy pasando mal, aquellos que no paráis de darme toques al móvil, llamándome o mandándome mensajes diciendo estamos aquí o allá, vente y a mi respuesta negativa o cuando pongo alguna excusa me decís, "vaya huevos tienes", "serás gandul" o demás lindezas que vosotros y yo sabemos y por eso viene esta entrada y solo puedo decir que GRACIAS por ser mas pesados que el que mató un cochino a besos, Gracias por estar ahí cuando os necesito que no me falláis.

Gracias también por aguantarme sobre todo cuando cuento mis historietas, ya se que a veces son algo desagradables para según que mentes, pero son mis momentos de alegría y sobre todo de placer y que quiero que seáis participes de mis satisfacciones y que quiero que nunca olvidéis que lo mismo que recibo vuestro apoyo yo os lo devuelvo con mi fidelidad tanto en lo bueno y en lo malo, pero si, siempre os daré un buen consejo para aquello que queráis emprender.

OS QUIERO!!!