Estimados Libertinos:
Ante todo quiero entonar mi enésimo mea culpa por no actualizar este rincón más a menudo y es que últimamente o más bien llevo un año bastante disperso en cuanto a inspiración. Tampoco os prometo que voy a actualizar este vuestro blog más frecuentemente porque no sé cómo será mi estado de ánimo en el tiempo…
Bueno, pues como os debía una entrada, os la
voy a ofrecer con un tema que creo que no había tocado aun pero creo que ahora
podría ser interesante además de ser una especie de reto que me sugirió un buen
amigo y bloguero. El tema en cuestión es
el de LA PROSTITUCIÓN.
Prostitución según la RAE es la Actividad a
la que se dedica quien mantiene relaciones sexuales con otras personas, a
cambio de dinero.
Como ya sabéis hay tanto prostitución
femenina, masculina (que cada vez es más visible y frecuente) y transexual.
Muchos moralistas piensan que es un oficio
deplorable y que es una especie de explotación del género humano y
cosificación, lo cual no quito razón, porque hay muchas personas que son
incitadas a la prostitución a la fuerza, por necesidades económicas o para
conseguir dinero para vicios como la droga, el alcohol o el tabaco. Pero también
hay que decir que mucha gente que pide su prohibición es también consumidora de
estos servicios ya que muchos usuarios de este tipo de servicios se suelen
hacer a gente con compromisos matrimoniales.
Pero también hay gente (mucha de ella
preparada académicamente) que se dedica a esto para sacarse un dinero extra o
simplemente para tener un mayor nivel de vida, son gente atractiva o
simplemente sin complejos que explotan su atractivo o su manera de ser natural
a cambio de un dinero porque ya que tienen esa virtud o ese don, ¿Por qué no
sacarle rendimiento económico? Como se ha escuchado alguna vez que otra en
entrevistas en los medios de comunicación.
La verdad es que en esto estoy a favor ya que
cada uno hace con su cuerpo lo que quieran y saquen partido a su cuerpo e
inteligencia, sobre todo si lo hacen con libertad y de manera sana es decir con
protección porque uno de los riesgos de esta profesión tanto para el comercial
como para el cliente es el contagio por parte de ambos de enfermedades de
trasmisión sexual ya que no siempre es el o la prostituta quien contagia si no
que en algunos casos es el cliente el que aporta el factor enfermedad.
Así que si alguien se dedica a este mundo que
socialmente es de bajos fondos fruto de las manipulaciones de los estados más
conservadores y esferas religiosas que lo haga voluntariamente, sin ninguna
presión de terceros y si hay terceros bajo un pacto o contrato que beneficie al
que pone el cuerpo.